mas, prohibieron Melo, los celos.
¿Por qué los dioses
sus egos dispersaron
en pronunciar más hombres?
Eros sus flechas conjuró,
y todas me vadearon.
Pero, así, os digo:
Las hojas más altas, del árbol,
también, al suelo, caen;
despreciadas, por aquellos,
al visionarlas duplicadas.
Así los humanos miramos.
Así la mirada destempla.
Así, sin conciencia,
el amor, por el lado, pasa,
sin darnos demasiada cuenta.
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