solo faltaba que estas navidades, el espectáculo mayor del mundo por su trascendencia por/para los niños, quede relegado a unas navidades negras. Y como no quiero darles ideas... solo faltaba que apagaran las luces del planeta para mayor gloria del No nacido, en pro del Ángel Caído. Manifiesta reencarnación de Lucifer en la Tierra. Lo pasarían como un día sin luz, para ahorro mundial. ¡Como nadie va a poder salir de casa...: que mejor -para ahorrar- que apagar todas las luces en señal de toque de queda!
Hasta la familia real sueca hace propaganda de la necesidad de quedarse en casa y no viajar de visita parental. Todos, como buenos chicos, reclusos por voluntad propia, lo que estamos considerando como algo normal. Cuando la anormalidad está en la desinformación a la que nos tiene acostumbrados nuestro gobierno central.
¿Hay algo tan sutil y depravado como lo que están a punto de hacernos estas fiestas de cumplir?
Pues sí. Lo van a llevar a cabo muy a su pesar, y, sobre todo, lo hacen por nuestra seguridad. Nos prohíben nuestra voluntad, por nuestra seguridad. ¡Qué buenas personas!
Siempre dije que el buenismo no es bueno.
Encierra una especie de borreguismo, de apaciguadas emociones, que tanto les gusta a los políticos y a los curas. Sobre todos a estos últimos, que se consideran los pastores de nosotros, sus ovejas.
Este año, al menos, dejarán de disimular lo mucho que les interesaba confeccionar esos belenes de cara a la Natividad.
Pasaremos a ser ateos, de un plumazo, por la gracia de Bergoglio. Un Papa pro aborto, pro eutanasia de mayores, pro matrimonio homosexual, pro pederastia, pro abuso sexual de niños, pro ideología de género... Un encanto.
¡Cuánto echaremos de menos lo malo que hemos vivido hasta ahora!
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