son las personas las que chocan contra las balas y no, al revés.
Pues eso es lo que intentan hacer desde Bélgica los huidos, de España, Puigdemont y otros colegas del montón.
Gracias al desgraciado de Rajoy, el ya famoso huido Puigdemont y parte de su manada, intentan llevar a Pablo Llanera ante la Justicia belga; que de belga tiene mucho..., pero que de Justicia … tiene poco. Por este motivo, el valiente huido, se fue a refugiar a Bélgica sabiendo que allí la justicia va contra el justo y apadrina al delincuente y al desgraciado...
La Justicia, de un país, que desoye y se salta a la torera la demanda de extradición de un delincuente huido y, expedido, por un colega de profesión, con todos los deberes hechos... -me parece una relajación y dejación de funciones de la Justicia conjunta en la Unión que sería causa de que España resbalase de Europa, camino del Brexit británico.
Una Justicia que da más pábulo a un delincuente, a un huido de la Justicia española, a un golpista y golfista catalán de la categoría de Puigdemont, me deja anonadado y cuestionando si realmente pertenecemos a un conjunto de servidores de la Justicia, o, a un conglomerado de patanes, chorizos, descerebrados, psicópatas del carajo. Creo que estos calificativos últimos nos ajustan más, dada la categoría de los juristas belgas.
El juez Llarena debe ser expedientado si en su caso hubiera dicho o hecho algo, que afirme lo contrario. En cuyo caso, sería conveniente que el disputado interpusiera su nefando escrito ante la Justicia española. Como el disputado está huido y es asunto personal lo execrable del asunto, me llevo a solucionar el caso dando carpetazo; y pidiendo de nuevo la entrega del memo de Puigdemont y los otros memos del montón...
No permitir que la judicatura belga ponga sus garras sobre la Justicia española.
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