acabo de llegar de la manifestación que ha surgido por la calle del Miguelete, plaza de la Virgen hacia la plaza de Manises, donde se han concentrado bajo un dispositivo considerable de Policía Nacional, en la puerta de La Generalidad. Esos mismos policías que has de llamar si ha entrado alguien en tu casa, si te han agredido mientras te robaban y, que, ahora, en este momento, están para agredirte como integrante de la manifestación del taxi o de cualquier otra. Los mismos policías que buscan el apoyo ciudadano cuando el Ministerio del Interior no les prevee de ropa, armamento, chaleco o vivienda como les pasó en Barcelona.
¿No es paradójico que quienes nos velan pueden ser nuestros adversarios?
Pues sí. Los mismos.
Esos que se convierten en bifronte, nada más darse un giro de tuerca.
Bien.
Imagino que el que manipulaba el altavoz era un miembro del taxi y del sindicato. Y como sucede en cualquier provincia española los sindicatos mueven menos a los afiliados que se mueve el que está liberado sindical...
todos hemos pensado en algún momento de nuestro periplo laboral que los sindicatos estaban para echarte una mano y cuya presencia era parecida al de la imagen...
Nada más lejos de la realidad.
Son aquellos caras guapas y paquete centrado que se hace el longui y trata de inculcarte que el manifestarse es cosa del pasado. Que no se consigue nada intentando obligar a la empresa a pagarte atrasos u horas olvidadas.
Esta es la pose del figurín que la empresa ha elegido para sus trapicheos varios... hasta que un día la empresa le deja de tener respeto y acude a los compañeros para movilizar la fábrica, empresa o su puta madre...
Ahí sí que sí se puede hacer algo.
El muchacho se siente ofendido por todo aquello que ha hecho por el jefe y en contra de sus compañeros. Y el que era ruin y despreciable se vuelve, de nuevo, Jano, e intenta apoyo entre la cuadrilla calentando el ambiente; un ambiente que nunca ha sido caldeado porque a intereses empresariales y sindicales no les parecía bien.
Pues bien,
los manifestantes reunidos podrían ser una treintena o cuarenta. Los polis ídem de los mismos. Hombre contra hombre. Hombre rico, Hombre pobre.
Cosa indecente que se tengan que hacer huelgas para que la judicatura se amolde al derecho adquirido y sentenciado y los ajuste con prontitud. Y todos aquellos individuos que hayan venido y quieran desbaratar nuestros modos y maneras deberían abandonar el país y largarse por donde han venido. Vienen pidiendo salvamento, pero decapitando a los que les acogen. Estos sí tienen todos los derechos que se les quita a los nacionales.
Mal.
Estamos creando un alien que se opondrá al sistema por las malas.
Tiempo al tiempo.
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