sábado, 27 de enero de 2018

Corrupción


en todos los partidos políticos en España. Corrupción en la propia ONU.
oscuro entramado de intereses que se esconden detrás de la organización llamada a garantizar la paz, la seguridad y el desarrollo en el mundo pero que, según los datos del Institute for Global Ethics, es uno de los mayores centros de corrupción del mundo occidental. Desde su fundación, en 1945, la ONU cuenta con un Consejo de Seguridad en el que cinco miembros permanentes tienen derecho de veto: Estados Unidos Rusia Reino Unido Francia China. De manera que cualquier propuesta lanzada por cualquiera de los 193 países que actualmente la integran puede ser rechazada por uno solo de los cinco países mencionados. Es fácil suponer, por tanto, que sólo tienen salidas aquellas resoluciones que no atentan contra los intereses nacionales de los susodichos. El Secretariado de la ONU está formado por altos funcionarios cuyos accesos al cargo se basan en una elección por parte de los miembros integrantes, es decir, no se someten a examen objetivo sus condiciones profesionales o siquiera personales. Esto permite, además del enchufismo claro de tal sistema, que la corrupción pueda ser premiada. Así, es posible captar a los delegados nacionales y hacerles votar en contra de lo que su propio país pueda determinar, ya que, una vez desobedecen las órdenes del gobierno en cuestión, a los delegados que se han prestado al juego les espera la expulsión del cuerpo diplomático de la nación afectada, pero esta actitud será premiada por parte del Secretariado con un puesto de altos funcionarios y su adscripción a alguna de las agencias que dependen de las Naciones Unidas. Tenemos ejemplo español en De Guindos y Montoro: de Goldman Sachs y las preferentes..., a Ministros de Economía y Hacienda.
United Nations Headquarters in New York City, view from Roosevelt Island.jpg
El caso es que hasta la propia construcción de la sede de las Naciones Unidas en Nueva York tiene su aquel
Para empezar, el principal apoyo económico provino de un alma caritativa donde las haya, John D. Rockefeller Junior, quien donó 8,5 millones de dólares de la época (1952) para la adquisición de los terrenos y el diseño del edificio, sin duda interesado en la creación de un mundo libre y próspero ajeno a todo interés personal… o familiar. La zona en cuestión era un solar de los suburbios despreciado en aquella época, pero En cuestión de años se convertiría en una de las áreas más caras del mundo.
Esta revalorización hizo millonarios a muchos que, poco antes de la decisión final sobre donde fijar la sede, adquirieron acciones de la compañía propietaria de los terrenos.
Ni que decir tiene que gran cantidad de estos agraciados videntes eran funcionarios de la Organización.

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