"lo que no consigamos en las urnas lo conseguiremos en las negociaciones".
Y eso es lo que debe haber pasado en Colombia. Paraíso de traficantes de droga y con un vendedor que hace gala de su blancura... la blancura de fino polvo... la blancura del fino lino de su Santidad Francisco. Sudamérica es un continenete muy parecido a España en cuanto a religión. Allí gobiernan los curas y tienen hasta sus maras para hacer de la política y la miseria, un culto a Dios; y en España nos están conculcando que vamos muy bien gracias al mismo Dios del blanco polar. Lo dicho, hasta que no han conseguido meter a la FARC en el gobierno colombiano no han parasdo. Bien sabían los colombianos que no deberían hacer lo que los españoles -con el izquierdismo al frente-: meter a los asesinos, pederas y traficantes en las administracciones públicas. Allí dijeron No. Y no les han hecho puñetero caso al pueblo colombiano. Hasta que no ha entrado la Iglesia en la cosa estaba claro que no querían a los asesinos en el poder: la Iglesia les ha metido. Lo mismo que los metió en España a sus seminaristas etarras. Una vez conseguido que desde el Vaticano tomen las riendas de los tontos católicos y cristianos repartidos por todas sus colonias paganas, entonces y solo entonces, saldrán como conquistadores -de nuevo- de la política y la religión. El Papa será el contenedor del poder de las dos llaves: del cielo y del infierno y es posible que un tal Pedro baje, con vara en mano, a poner orden en los dominios de la Iglesia fundada por el Dios de los listos. España sucumbió a la presión etarra lo mismo que colombia se ha sometido a la presión eclesiástica... y ahora vas y lo cascas.
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