prohibe que tengas las cenizas de tus familiares en casa o los esparzas por donde te rote. Lo mejor, a petición propia, es que te pases por el arco del triunfo las prohibiciones que te imponga este individuo. Alguien que es amigo de los dictadores, satanista y dominicos, me parece que no está en condiciones de prohibir nada, o tal vez, sí. El problema se encuentra en que la Santa Sede no cree en la cremación como método de sepultura. Porque si quemas al cadaver y lo esparces donde te de la gana, la Iglesia deja de percibir la retribución, por ellos puesta, de la ocupación de un nicho. Que dicho de otra forma, el muerto acarrea un gasto innecesario durante toda la vida con la Iglesia y sus cementerios. Una herencia para los parientes que tienen que hacer efectivo los gastos que ocasiona la limpieza, el mantenimiento en general, del camposanto. Pues no, señores, una vez muerta la persona, el cuerpo se convierte en madera con opción a ser quemada; y ahí finaliza toda la vida de esa persona con el mundo y con sus congéneres. A la mierda la Iglesia, sus camposantos, sus cementerios, sus lápidas, sus seguros, sus...al carajo.
miércoles, 2 de noviembre de 2016
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