A Estados Unidos le esta pasando, con los inmigrantes hispanos, lo mismo que a Europa con los islamistas, marroquís y africanos: revueltas callejeras obligando a los países de llegada a tomar la fuerza pública para rebajar los ánimos violentos que no han sido capaces de solventar en sus países de origen. Individuos sin ganas de trabajar, vagos por herencia, que se desplazan a otros países solicitando las paguitas que abogan, corresponderles, y la vivienda en propiedad gratis, of course...
Llegados a estos extremos... las mismas poblaciones trasumantes consiguen... con su proceder, hacer buenos a los políticos del país en desgracia de acogida. Que no les basta con tener los problemas de sus respectivos países, como, acoger los problemas de otros países en fase de destrucción.
En España, donde el buenismo ha sido la carta de llamada, a todo ser humano deshumanizado... se nos ha planteado el problema de "no saber como corregir" el efecto llamada organizado por la izquierda en comando con los ultra radicales etarras y los separatistas catalanes. Hasta tal punto que en Cataluña la estadística de inmigrantes africanos y marroquíes son superior a los catalanes de pro.
Ante esta sorprendente situación lo primero que hacemos es preguntarnos ¿obedece esto a un movimiento inmigratorio organizado?
La respuesta es Sí. Con mayúscula.
La Agenda 2030, de la que hace gala nuestro presidente Sánchez, en su solapa izquierda... manifiesta que hay un complot orquestado por los dirigentes políticos de boca de las familias más poderosas del planeta. Esas trece familias de la Última Cena.
Estamos, sin darnos cuenta, resucitando esos momentos históricos de una pequeña parte de la sociedad que poseía la fuerza y autoridad para remover los cimientos de todo el planeta. Jesús, en representación de la Iglesia. Y los doce apóstoles como representación del poder: a través de la economía y la sumisión del proletariado. Como en el siglo primero.
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