pero no entiendo la forma que tienen algunos de contar las cabezas asistentes a un mitin cuando unos suman 100.000 cabezas y los otros 50.000. Entiendo que no debe ser fácil para el contable seguir el dedo, cabeza a cabeza, si algunos se mueven más que un garbanzo en la boca de un viejo. A lo mejor son estos, los viejos, culpables de menearse tanto. Que, en contra de lo que dice el refrán: no se puede estar dando misa y repicando... Los viejos sí pueden hacer las dos cosas a la vez. Por ello, hay que empezar a imponer un comportamiento de asistencia ajustado a los pormenores de ubicuidad. Tal vez sería necesario simular baldosas con tiza, para la ocupación unitaria y contabilidad esacta. Tantos cubos, tantos visitantes.
Da mucha vergüenza se tiren los trastos a la cabeza para engrosar o disminuir la asistencia de personas a un mitin. Siguen dándonos las claves de cómo nos tienen asignados por número de posibles votantes. Pero con la experiencia que vamos teniendo en el día a día de los políticos... estamos a la versión original de mandarles a la mierda y dentro de contenedores de escombros. Una simbiosis de como están viviendo en La Palma los palmeros con lo del volcán: Dentro de contenedores de tráfico de mercancías. En igualitaria situación que está el presidente de gobierno dentro de la Moncloa. Que bien podría, Sánchez, haber dado acogida a los palmeros en Moncloa y jardines. Pero no. No vayan a cogerse el acto, como un inmigrante okupa.
Lo que más me llama la atención es que los españoles tengamos más admiración y aprecio a Milei que al presidente nuestro. Es verdad que entre ambos hay dos mundo por descubir aunque el de Milei está más que descubierto. Sabe como llevar un país y a quien echarle las culpa de los problemas, en su caso, de Argentina. La motosierra ha dado su fruto y puesto las condiciones de pobreza en Argentina, a flote, de los destrozos de la zurda. 8.000 españoles le han aplaudido y vitoreado en Madrid, lo que no harán nunca con Sánchez. Por eso no puede ir Sánchez a ningún sitio que no sea la Moncloa. Y ni siquiera allí puede estar por abucheos del servicio.
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