entre mis tareas de diario

se encuentra visitar el centro comercial para la primera papilla del día. 

De normal me encuentro con los mismos trabajadores y nos saludamos, como amigos, por los muchos años que nos conocemos. Entre la plantilla han contratado a personal de reinserción con algún problema mental o físico...: y allá que están realizando su labor con total inclusión laboral. Y, observándoles... siempre me pregunto por qué a los sindicalistas no se les ha reinsertado, laboralmente, con la cantidad de tiempo que llevan sin currar y lo mucho que cobran por hacer <<nada.>> 

La izquierda  investiga la forma de hacer que los demás trabajen por un módico sueldo...; pero la cuestión, es, que los que menos hacen son los que más cobran, de normal; donde entran los sindicalistas y gentuza como Irene M..., Yoli D... y el grupo de chupapollas, como representantes indirectos de los mamones socialistas.

Desde luego que hay que ser todo un intelectual del escaqueo laboral y hacernos ver que trabajan como nadie. Entre los intelectuales sindicalistas no ha habido, ni uno solo, que haya trabajado a como ellos nos dicen que hay que hacer. Y es que, claro, al intelectual se le llama así, por saber cómo escaquearse, y no caer en el error de género.

Todo el mundo nos echamos las manos a la cabeza de lo que vamos sabiendo de los ministrables de izquierdas y no somos capaces de salir a la calle para darles dos guantás como mandan los cánones. ¿Qué es lo que nos tienen que hacer o tenemos que padecer, para tomar las riendas de unos caballos que van desbocados hacia un abismo sin fondo. Porque las deudas que estamos contrayendo con Europa no la vamos a poder pagar ni naciendo varias veces y rapidito.

La sangre me hierve cada vez que les veo dedicarse en cuerpo y alma a intentar hacernos ver lo que no hay. Echan más tiempo en perder el tiempo que el dedicarse a ganarlo. No hay forma humana de hacer trabajar a uno que cobra por no hacerlo. ¡Con la cantidad de faena que en la limpieza de los campos: de broza y ramas secas!