domingo, 8 de marzo de 2020

¿Quién se lo puede creer?

Nos comentan que son alrededor de 100.000 los casos de coronavirus reparticos en los cinco continentes. Cuando China tiene 80.000 casos en sus hospitales. Podríamos decir que en comparación tenemos en España más enfermos y más muertos que tiene China. 
A vista de pájaro ¿habrán dado su brazo a torcer aquellos periodistas que nos están diciendo que no pasa nada y que casi es una enfermedad respiratoria como la producida por un virus de temporada?
Lo normal en estos casos es no exponer a la población a una pandemia porque un atajo de desalmados políticos no entiendan que hay que cerrar fronteras y, si hay que hacerlo, comunidades. Tomar la decisión que ha tomado el gobierno italiano de poner cuarentena a todas aquellas comunidades que tengan más riesgo o ya estén infectadas.
No; aquí somos más chulos que nadie y nos enfrentamos al enemigo con banderitas de barras gay.
Hay una cosa que me ha llamado poderosamente la atención en China: la facilidad de levantar 3 estadios a modo de hospitales, y la facilidad que tienen los edificios destinados al turismo, a los hoteles, cayendo a tierra. Claro que, si preparan los edificios con vistas a terminar con los enfermos de coronavirus, les está saliendo perfectamente. Así matan dos pájaros de un solo tiro. Muerta la rata se acabó la rabia.
Aquí nos vamos preguntando más cosas a medida que empezamos a pensar por nosotros mismos... sin arriesgarnos a pensar por la mentalidad del Estado.
Los viejos mueren sin salir de sus centros de acogida. Los viejos mueren sin haber ido a ningún sitio infectado, los mayores mueren con las edades más avanzadas. Se están cargando a los viejos como China se carga a los infectados del virus. ¡Qué buenos métodos para hacer desaparecer a los viejos y con ellos los pagos de pensiones! Y, entonces, nos preguntamos ¿qué protocolo siguen las autoridades sanitarias con el tema del coronavirus y los mayores? ¿Quién ha introducido la enfermedad en esos centros herméticos? ¿Quién cojones está haciendo de Mengele español y que tan buenos resultados le está dando?
En las filas de Ábalos están enfermos unos cuantos ministros. Siendo normal por haber recibido al mismo virus, a la misma coronavirus en la terminal 4, en el aeropuerto Adolfo Suárez, de Madrid. Recordemos que tuvieron besos, abrazos, y achuchones varios que le hicieron la delicia a la portavoz venezolana y, a cambio, les contagió la enfermedad China. Ábalos, ahora, está yendo al médico a diario para ver si se le puede caer o constipar la polla. ¡A buenas horas, mangas verdes!
Bien;
en las filas de los conspiranoicos están los que preguntan al gobierno qué están haciendo con las pruebas médicas que se les está practicando a los enfermos y muertos. ¿Dónde van esas pruebas? ¿Qué edificio estatal es el encargado de mantenerlas y experimentar con ella? O, si las envían a China o Estados Unidos como acopio de virus que pudieran mutar, según las condiciones climáticas de cada país. No sabemos si el coronavirus fue un virus encontrado congelado en la Antártida y revivido o, realmente ha sido fabricado sin método de seguridad y muere, en ambientes de mucho calor. Trump dejo caer que el virus desaparecería por el mes de Abril y no sabemos muy bien porqué lo dijo.
Los ciudadanos nos debemos de hacer acopio de papel y lápiz con la sana intención de ir apuntando los políticos que vayan cayendo en los cinco continentes. Nos sorprenderemos de ver que no hay  ninguno y, de seguro, que están vacunados contra dicha enfermedad. Pongo por caso a Rajoy que nunca ha tenido ni un mal constipado desde que se introdujo a la política hace 40 años. Es más, creo que su estado fue mejorando y el VIH, tampoco le atacó. Hasta tal punto que le inmunizó de la Censura propuesta por la izquierda y se quedó tan fresco y a la Luna de Valencia. ¡Ay, cuantas Lunas de Valencia le habrán sorprendido a Rajoy, fuera de las murallas!

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