jueves, 5 de marzo de 2020

¡cuántas cosas se pierde uno!

y nos damos cuenta, cuando vemos disputarse las vicepresidencias y las carteras. Todas queremos dar la nota y la noticia. A ser posible en foto que deje claro la inmortalidad de las palabras aunque no te corresponda darlas. Eso es lo que está sucediendo en el entramado político de las vicepresidentas del gobierno que están desgobernando el gobierno de la Nación. Pero como tampoco querían gobernar el gobierno de la Nación, se encuentran en plena faena de dislates y disparates. Yo estoy de acuerdo de que las vicepresidencias deberían de constar de cuarenta y cuarenta carteras más, para llevar el bocadillo al Congreso. Aunque no hace falta porque un bocadillo regado con un buen vino les sale por 1,80. Lo que te cuesta un café con leche en un bar de la plaza de la Virgen, en Valencia. 4,40 euros, comer un menú de dos platos, con vino, agua, café y postre, en la cantina del ministerio. Hostia, Tú. ¡Subiéndose el sueldo y bajando el precio en las cantinas!
Lo decía porque la noticia de sanidad la da la ministra de trabajo. La de investigación y desarrollo la da la ministra de transporte. Ábalos da la noticia de la desaparición de Delcy y su posible embarazo por, éste, en la terminal 4. Los policías de la terminal... terminaron desapareciendo porque ahora no cuadran los efectivos con la entrada de Delcy...
Un galimatías de contradicciones que clama al Cielo, y el Infierno: empieza a quejarse. 
140 años de prostitución socialista y seguimos con la misma prostitución 140 años después. Señores, esto es un descalabro de la política española que podríamos ser el entusiasmo de los políticos de allende los mares y cercanos a los Pirineos. Pues no. Nos hemos quedado retrasados y cubriendo un tornado catalán que nos lleve al carajo político y seguridad estatal. Se dice pronto: 140 años perdidos en la política española. Y cada vez son más burros y más descerebrados los presidentes de gobiernos. Si miramos alrededor vemos que se llevan poco con los anteriores y estos, con los anteriores... y así un sinfín de anteriores... ¡Qué chungo!

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