lunes, 9 de marzo de 2020

campo de exterminio de Haro


Así se veían los campos de concentración alemanes: barracones llenos de pellejos humanos y las SS zumbando alrededor como moscas a la carne pútrida. Así es la muestra que nos están haciendo ver de cómo se tiene que quedar el mundo después de varias epidemias de este tipo. El coronavirus es solo la punta del iceberg. A medida que vaya mutando con otros virus de temporada nadie puede dar fe de lo que nos espera. La mayor parte de los niños y mayores se irán al garete como pasó con la gripe y otras infecciones en los pueblos de España. Rara era la casa que no tenía un cuerpo al que llorar. Faltaban hombros para tanta caja, camino del cementerio. 
Hay que tener la mentalidad del comunismo más rancio y asqueroso como el que se gastan los chinos en su país. Este país no tiene entrañas; vive para el poder a base de trabajo esclavo y mentalidad de esclavo. No les importa más que el dinero, la prostitución, el juego, la codicia en su máximo exponente. Y sus ciudadanos mueren en las calles si no tienen familiares que les pueda socorrer. Y, aún así, si eres niña y no les interesas, te dejan morir de asco. 
El coronavirus fue una prueba consciente contra los esclavos que tienen encerrados en campos de concentración. Un militar ha explicado con pelos y señales cómo fue fecundada la enfermedad y el por qué de la expansión. Sí hubo una fuga y se está extendiendo por todo el mundo. No cabe duda que la prueba fue eficiente cuando comprobaron en qué proporción se contagiaba y cómo morían los individuos de las etnias que tienen encerrados en los campos alambrados.
Vergüenza para el mundo y el planeta. Lástima no se pudiera dar caza al mafioso dirigente chino.

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