las gárgolas nos desafían desde las altas torres y fachadas de los edificios más emblemáticos de las ciudades. Ellas se petrifican por fuera, mientras por dentro buscan la víctima humana a la que perseguirán por la noche. Es en la noche, cuando vuelven a la vida y se integran en nuestro mundo; que en verdad: siempre ha sido el suyo. Nosotros somos su vianda..., su medio de supervivencia, puestos por aquellos que nos dieron vida, y a los que complace tener como guardianes de los terrícolas. Estos seres vivieron y vinieron de mundos exteriores. De mundos dimensionales parelelos al nuestro. Se quedaron como sumisión a los autores de la población terrestre. Su misión de revolotear por las ciudades, ha dado comisión a todo tipo de leyendas y escritos y aparecieron a nuestra presencia como estátuas de piedra. Hay que saber que: no todo lo que vemos son fantasías e historias para no dormir. Esas gárgolas son guardianes del y para el tiempo.
“Cuando
Dios construye una iglesia, el diablo construye una capilla”. Martín
Lutero
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