miércoles, 20 de enero de 2010

luchemos por el futuro de los nuestros


Ayer 19 de enero, la patronal se despachaba a gusto amenazando a los trabajadores de que, o se bajaban los sueldos o habría una masiva cantidad de ellos en el paro. Hemos, los que no estamos vendidos a ellos y al gobierno, de darles un escarmiento y si realmente nos van a despedir en masa, pues paremos voluntariamente cualquier actividad que les lleve la comida a su mesa. Sigo diciendo que los problemas de los trabajadores son producto de ellos mismos que al estar comprados (jueces, administraciones públicas de cualquier índole, fuerzas y cuerpos de seguridad etc., etc.,) no se les permite ver más allá de la cuchara que se llevan a la boca. El divide y vencerás siempre les ha dado resultado, no por inteligencia, sino porque el trabajador ha vendido sus servicios por encima de los demás compañeros. Esta ruina mental no nos traerá nada positivo en un futuro cada vez más inmediato, de aquí que las estimaciones empresariales, en su carrera de acaparar las voluntades y el dinero de una forma demoníaca, estén voceando de forma descarada lo poco que les importa los que con su esfuerzo, levantan o permiten prevalecer en el tiempo la presencia de una empresa de la que el trabajador no saca sino su propio sudor y encima lo deja, allí, en el puesto de trabajo.
Voy a citar al profesor de literatura, Rafael Reig, lo que opina sobre las patronales.
"Las empresas y empresarios, tienen un grave problema al considerar al trabajador de su propiedad, como si de sillas, mesas o armarios se tratase".
Esta consigna es la que debe prevalecer en la cada vez más minada energía anímica de los trabajadores, debiendo dar un salto cuantitativo en el tiempo y demostrar una vez más, como hicieron nuestros antepasados, que somos personas con una representación familiar detrás; que no pertenecemos a nadie; que cualquier insinuación o transmisión de miedo es un ánimo a emprender, ejercer, un enfrentamiento de paralización general en cualquier rama de la sociedad; y que esperaremos a ver que hacen con todo su patrimonio de fincas, empresas, rascacielos, construcciones, y demás materiales posesiones.
La pasiva y borreguil actuación de la masa en su vida cotidiana le lleva, sin darse cuenta, hacia un precipicio de proyecto empresarial, con efecto en tiempo inmediato. Ponerle freno al proyecto es a todas luces necesario, valiente y una vacuna resistente a largo plazo.
Ninguno de los partidos políticos hará nada por la clase trabajadora, dado que son los empresarios los que mueven los hilos de dichos políticos. Esto, estamos hartos de verlo. Esto no es demagogia, sino una pavorosa realidad. Encima, algunos constructores se quedan con el dinero de incautos compradores, se pavonean ante estos con total impunidad. La ley del ladrón..., toma puesto de relevancia en nuestra sociedad.


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