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Sé que me voy a arrepentir de decir esto, pero al final me va a gustar encontrarme en mi ciudad una fuente , como en Ciudad Real, y tener la obligación matinal de levantarme y hacer un saludo rodilla a tierra frente a la misma, mientras a través de la raja por donde sale el agua, está a una frecuencia muy sutil me va implantando las órdenes de lo que debo hacer durante el resto del día. una frecuencia reptiloide dirigida hacia el chip inoculado en la frente, hasta que los ojos por sí mismos se hundan en las cuencas y den vuelta hacia adentro asomando lo blanco de los mismos. En ese estado subconsciente me dirija en procesión allá donde el papá estado me inmovilice con cadenas y pueda cantar el lalalá de Masiel. Buenos días nos esperan