lunes, 30 de noviembre de 2009

ya es tarde para adios deciros, pero no hasta pronto


Hoy 30 de noviembre de 2009, lunes, CinemaNet celebrará en Barcelona un acto sobre el Holodomor, la Gran Hambruna a la que en los años 1932-1933 Stalin sometió a los ucranianos y de resultas de la cual murieron diez millones de personas. Una vez más el cine será el instrumento para exponer un genocidio del siglo XX con sus atropellos a la dignidad de la persona.
En el impreso de la convocatoria se destacan unas palabras del presidente de Ucrania, Víctor Yushchenko, que señala: “Insistimos en que el mundo conozca la verdad sobre todos los crímenes contra la Humanidad. Es la única vía para asegurar que los criminales dejen de ser arropados por la indiferencia”.
-Y digo yo: ¿Por qué entonces días antes cierran el único laboratorio serio de Ucrania que mejoraba la calidad de vida y salud de la gente y la predisponía contra un genocidio como el de Stalin, pero a través de una vacuna infecta? ¿Qué pasa con Ucrania que la tienen en el punto de mira? ¿Qué miserables Stalinistas intentan repetir el mismo asesinato que en el 32-33? ¿Qué tipo de impostor y mentiroso es este señor Yushchenko?
SACADO DEL LIBRO NEGRO DEL COMUNISMO
El resultado, afirma William F. Buckley, cuya compañía Firin Line distribuyó la película en noviembre pasado, fue "quizá el mayor holocausto del siglo".
El término "holocausto" todavía quema en los oídos, incluso en los tiempos cívicos que corren. Cuando vemos la pélícula y comtemplamos los cadáveres apilados en los campos, los cuerpos hinchados tendidos en la calles, los pálidos esqueletos aferrando trozos de pan, nos preguntamos: ¿cómo una historia tan terrible pudo haber sido ocultada tanto tiempo?
La respuesta es sencilla: la historia es un fraude.
-Yo dedico esta poesía:
Rememoro aquellos tiempos
de represión y olvido,
manteniendo los sentidos
en lo más bajo del pozo.
De vez en cuando emergen,
me brotan lágrimas de los ojos
de ver aquellos seres
que eran como nosotros,
muertos en los campos
siendo pasto para otros.
Que sirvieron de modelos
para salir en las fotos,
de insensibles pintores
que no les tembló la mano
contemplando esos horrores.
Para dejar inmortalizados
distinguidos en colores,
los cuerpos de los caídos
como si fueran flores.
De vez en cuando emergen
desde lo más hondo del pozo,
esas imágenes que arrancan
ayes de dolor y lloro.
Poesía sacada del libro Árbol Poético del Yo Soy.
Por: Gabriel Lucas


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