Durante una
conferencia en 1950 acuñó una reflexión que hoy "más de medio siglo
despues" sigue estando vigente.
"Cuando adviertas que
para producir necesitas obtener autorización de quienes no producen nada; cuando
compruebes que el dinero fluye hacia quienes no trafican con bienes sino con
favores; cuando percibas que muchos se hacen ricos por el soborno y por
influencias más que por su trabajo, y que las leyes no te protegen contra ellos
sino, por el contrario, son ellos los que están protegidos contra tí; cuando
descubras que la corrupción es recompensada y la honradez se convierte en un
auto-sacrificio, entonces podrás afirmar, sin temor a equivocarte, que tu sociedad está
condenada."
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