jueves, 29 de marzo de 2012

mover el árbol grande...

cuesta más que mover pequeños troncos. El problema es que, quien tiene que mover ambos troncos le corresponde a la gente, la masa. La misma gente, la masa, de la que se nuntren: tanto los sindicatos, como la patronal, como el gobierno de turno. Estos tres pilares de la economía, necesita de los asalariados para sus planes de estrategia común; sin embargo, el pilar principal que es el trabajador, se ve empañado por un sudor frio de miedo que le imposibilita mover el esqueleto. La sociedad nuestra de cada día, tiene arraigado en su interior el efecto de la presión como medio para conseguir una mejora en la calidad de vida. No nos damos cuenta los currantes, que la empresa también necesita de nuestro esfuerzo para conseguir que, ella, sea rentable a largo plazo. Estoy seguro que ningún empresario, y menos los grandes, quiere terminar fregando suelos en grandes almacenes, o llevarle el teléfono a su jefe. España debe permitir un descalabro descomunal para que algunas firmas, algunos capitales, se vean abocados a permitir que sus empleados sean parte fundamental en sus empresas. ¡Lo que está claro es, que el currante, no es ni propietario, ni hijo propio o adoptivo, ni la madre que le parió! Proporcional: tanto en el fondo como en la superficie. ¡Buen rollito! No les demos tiempo a que el capital salga del país, porque en ese caso sí habrá problemas.

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