Nido de simbergüenzas de la más sofisticada criminalidad. Mucho de los dineros de los señores diputados, senadores, señores de la política, han ido a la empresa de seguridad, y al igual que han hecho con las cajas de ahorro, la han hundido. Las empresas de seguridad son un nido de chorizos, que no cumplen con los requisitos para los que fueron fundadas. Y la seguridad privada, un hervidero de bien pagados que no han cumplido con los fundamentos básicos de responsabilidad. ¿Por qué? Porque la mayoría de las empresas tenían en sus nóminas a efectivos de los cuerpos de seguridad del Estado. Estado, éste, que, a través del Ministerio del Interior, menospreciaban el desempeño de los vigilantes. Desempeño, en su mayoría, mejor realizado e interpretado, que los funcionarios públicos.
La seguridad privada, la han llevado a su agotamiento más indiscriminado, desde los mismos empresarios, hasta las fuerzas del Orden Público. ¡Qué derroche de energía han hecho los vigilantes de todas las empresas, para que ahora no haya servido para nada! Bueno, tampoco para nada; hay mucho simbergüenza que se ha forrado en el río revuelto del choriceo. Los vigilantes deben tomar la iniciativa de brazos caídos antes los clientes, y por supuesto: ante sus propias empresas.
miércoles, 28 de marzo de 2012
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