llora la futura pérdida de Illa, en el Congreso.
Como todas las mañanas escucho al fenómeno mejor parido que hay en España. El Torico es pequeño, igual que Federico: pero ambos símbolos de una España grande. De una España capaz de dar mentes como la de este señor. Y me congratulo de conocerlo. Creo que tiene la boca muy sana, para desgracia de los separatistas.
Pues este señor, esta mañana, también se despedía de Illa deseándole una buena pulmonía regada con virus de la mejor cosecha inglesa.
Y como bien decía:
¿Cómo es posible que la gente le haga un homenaje habiendo llevado tan rematadamente mal el tema del coronavirus. Con millares de muertos a sus hombros y sin despeinarse? ¡Que tal vez, lo de no despeinarse, sea por no ducharse; vaya usted a saber!
Un homenaje como si se fuera al otro extremo del mundo y no le volviéramos a ver. ¡Ojalá!
Al menos, Federico, no se anda con pelos en la lengua comprado por otros para que no pueda rajar. Su valentía me anima cada mañana y me da esperanzas de que surja algo bueno de gente como él. Son los medios de comunicación como esRadio, Vox, y muy poquitos más... los que se atreven a enseñar los colmillos.
De momento nos conformamos. Tenemos una avanzadilla con una moral a pruebas de bomba y verborrea animal.
¡A por ellos, carajo!:
Serán muchos... igualados a cobardes.
Me pesa España en el corazón. Si el fútbol se igualara a ese sentimiento podría decir ser futbolero. Pero este deporte no lo vivo con el sentimiento que vivo España y nuestras costumbres. Un país, y una diversidad de acogidas que motiva el viajar y conocer nuestras comunidades. ¡Que no se rompa nuestro vínculo familiar! No lo permitamos.
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