este se lleva la palma. Sobre todos los miedos, si no eres capaz de advertir que en la Tierra el Jefe es el ángel Caído y nosotros su tropa... nos estamos equivocando. No debemos temer a nadie que proceda de Satán, ni su congregación. Nosotros somos, como he dicho, parte de su Corte de ángeles caídos.
La engañíza del demonio está en conseguir temerle para alargar su estancia en este plano. Y, al demonio, no hay que temerle: más bien comprenderle.
Para subir al Cielo es necesario bajar a los infiernos.
En esto depende la liberación del individuo creado a Imagen y Semejanza del Señor. El ángel Caído está abocado a amar a su Creador. Lo que tarde dependerá de nosotros.
Nosotros tenemos el poder de canalizar las energía de Inteligencia, Amor y Voluntad, con tanta fuerza como el Satán utiliza las suyas. Si conseguimos que entre todos baje la fuerza negativa que abraza su corazón, nosotros nos libraremos de su influencia a la par que la nuestra. Y volaremos libres en otros estados de conciencia fuera de esta dimensión.
Tanto vidente viendo lo mismo cada vez... me tiene sorprendido y a la vez alarmado en según que forma presentan la altivez de un ángel Caído.
¿Por qué tanta necesidad de convocar al diablo cada vez que la gente se pone a rezar o meditar o ajustar sus energías? ¿A caso en las iglesias no le convocan más veces que pronuncian el nombre de Dios?
¿Qué es el miedo? Una cualidad de los individuos para no hacer cosas que haríamos si no tuviéramos miedo. Por tanto hay miedos individuales fisicos, que son más perjudiciales que los internos. Sin embargo el miedo físico está asociado al interno y viceversa, para no llegar a tener graves consecuencias. El miedo es falta de atención. Cuando prestamos atención al miedo este baja su cantidad conforme a la atención prestada. El amor aparece de la misma manera que nos quitamos el miedo. Con mucha atención.
No tengamos miedo por inducción de otras personas que viven su momento de falta de atención.
Consigamos difundir <<la atención>> como método de autoalimentación del ser. De lo que yo soy. Eso nos dejó Jesús antes de marcharse: Yo Soy.
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