Veamos...
Con este gobierno nos debemos acostumbrar a todo este tipo de cosas. No nos debe sorprender que asista al Congreso un Yijadista si en la bancada tenemos a ETA gobernando con el gobierno. A ETA en las administraciones públicas: abasteciéndose del dinero de los ciudadanos españoles. Es decir: los etarras en las administraciones viviendo del erario público pagado por los mismos familiares de los asesinados y... como si nada. Como si eso fuera lo más normal del mundo. Juntarse en el Congreso los familiares de los asesinados con los asesinos. A este puto individuo yihadista le vemos en su jugo, en su salsa, porque no es la primera vez que está delante de la justicia sea en España, Francia u otro país del mundo.
De esta manera se le está tratando como a un igual. Es verdad que tiene la apariencia de una persona pero con el agravante de <<asesino>> que no es igualdad con el resto de los convivientes en un país, provincia o capital. Estos son perros adiestrados para desestabilizar, en la medida que les adiestren, allá donde ponen su identidad carcelaria. Y eso es lo que representa este individuo en la presencia de diputados de diferentes formaciones: <<Un asesino ratificado por la justicia.>>Lo que nos invita a preguntarnos: Qué cojones hace un puto asesino en el Congreso. En vez de estar con bola en tobillo limpiando campos de broza, picando piedra y arreglando las carreteras españoles. La presencia de este payaso asesino o asesino payaso... está en la mente calenturienta de un Sánchez inútil hasta decir basta; y a un Puigdemont defectuoso mentalmente y llevando una comunidad española que adolece de los antecedentes que la hacían solidaria, abierta al mundo, ejemplo de convivencia pacífica. Necesitamos un CNI que se implique todo lo que pueda y ponga fuera de presencia a individuos como el compareciente o puto yihadista. Pero como Sánchez es amigo de todo lo peor que existe en los países del planeta... pues nos lo tenemos que comer con patatas. Y, como Europa, es la deshonra del mundo mundial... pues no tenemos más rescate que la Biblia y a pedir por Dios. ¡Qué asco, madre mía!
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