lunes, 27 de julio de 2020

la pobreza,

como el coronavirus, no perdona. Conozco varios casos de voluntarios para repartir comida a los sin techo que, ahora, son clientes de miseria. Bien es verdad que ser voluntario no significa realizar una labor que te pueda eximir de ser consumidor de bocadillo de pan correoso, con mantequilla, y tres lonchitas de salchichón bailando encima de la grasa. Que no se sabe bien si las lonchas han sido cortadas a esa voluntad de radiografía, o han perdido grandeza aplastadas por el mendrugo. 
¿Qué piensan los sin techo que por no tener techo han de comer mejor? 
¡Hasta en la miseria hay clases! 
En la Casa Grande, Valencia, se admiten mejor a los extranjeros porque están remunerados, financiados, por Europa. Si por un español que come la Beneficencia recibe 45 euros y por un europeo recibe 120, ¿a quién es mejor dar de comer? 
No hace falta ser muy listo. A parte de que son mejor tratados y bendecidos con buenas y limpias ropas y zapatillas de deporte nuevecitas. 
Esto es lo que hay que agradecer a los políticos españoles: la tolerancia hacia los allegados y besitos de bienvenida; y a los españoles que les den... Y sin embargo los españoles dan gracias a Dios por haber recibido la hogaza de pan revenido..., y rezan para que al siguiente día el chusco sea del día anterior, al menos.
Al menos este debería ser el menos grave de los problemas de los sin techo. Cada uno de ellos es un arma de doble filo: para ellos y para los demás. Todos han tenido los mismos problemas que les han abocado a pedir... sintiendo vergüenza por su situación de desamparo. No es fácil saberse encartonado  para dormir...; mientras Iglesias dispone de un millón y pico de sinvergüencería y un casoplón. El casoplón Iglesias. ¿Cuándo empezaremos a pedir responsabilidades a los políticos de mierda? Si no saben gestionar nuestros impuestos será mejor que tomen la de Villadiego. 

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