La nueva guerra civil española se está gestando en Cataluña. Esta guerra la están montando entre los memos del PP, con Mariano a la cabeza, y los chorizos asentados en esa comunidad. Una panda de chorizos que hacen frente al gobierno de la Nación con un par. Y Mariano que le coge con las bragas en la mano... no hace intención de practicar la Constitución -la cual pasea por su boca como carajillo cargado-, pero sin apelar al artículo 155, que todo español sabe ya que se puede utilizar.
Y en esas estamos. La Soralla ha cambiado su domicilio madrileño por el catalán, para seguir con las negociaciones que el contubernio catalán se niega a calificar de diálogo. Ellos dicen no estar negociando con Madrid y Madrid dice estar saciado de dialogar con Cataluña. Total, que, "volando voy volando vengo, y en el camino me entretengo". Y eso debe ser lo que se dedica doña chochito de oro.
El señor Junqueras ha engordado desde que está haciendo el gilipollas en esa comunidad. Comunidades que deberían desaparecer para dar paso a una política centralizada y de reparto equitativo. Fuera ya de tanto memo repartido por la geografía española. Y a esto le llamo yo la guerra que se avecina: el pueblo contra los políticos o funcionarios. No cabemos más tontos en España por metro cuadrado. ¡Menos mal que, para razones o psicoanalizarnos, tenemos a los argentinos, en nuestro país! ¡Menos mal que han llegado con esos aires de psicólogos de título universitario de Internet. En España no éramos españoles hasta que llegaron los argentinos a decírnoslo. Menos mal que en el papado hay otro lumbrera de tinte blanco cocainómano. Pues así estamos y así nos lo contamos, a espera de que alguien monte la marimorena y nos liemos a tiros contra tanto memo disfuncional, en la política interna.
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