so guarros. En Barcelona se ha abierto el primer burdel de muñecas chinas. Cada servicio tiene un coste entre 80 y 120 euros hora. Eso sí, hay que llamar por teléfono porque está petando el servicio de transporte de toda España, hacia Cataluña. ¡Qué bueno que Mas ha sabido dar con la bomba y la fórmula de conseguir pasta rápida! En eso, los chinos, son lo más de lo más.
Las muñecas tienen nombre y te las reservan con la vestimenta que te ponga. Ya ha pasado la época de aquellas muñecas hinchables que te ponían la polla en carne viva. Ahora son de sofisticada fórmula y silicona fina.
Adiós a la prostitución de barrios y burdeles de mala vida. Adiós a los chulos de puta que vivían del guarreo de la muchacha. Ahora serán los chinos y sus puticlub de silicona los que abran a cualquier hora del día y de la noche con solo un trabajador por turno: el que las chorrea con agua y jabón, con una manguera de largo alcance y chorro poderoso. Es posible que la policía tenga que ir a probar las muñecas por si son peligrosas. Es posible que veamos a todo el Ministerio del Interior ejerciendo con su obligación por una vez.
¡Como cambian los tiempos! Desaparece el trabajo más viejo del mundo y todo por unas muñecas de silicona! No me extraña que seamos cambiados, poco a poco, por robots con zapatillas de andar por casa. Se acabó el tener que discutir con la paisana de turno y sus manías de bajar la tapa del vater. Adiós a las mujeres y bienvenidas muñequitas lindas.
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