A las 12, me personé en la Catedral de Valencia a escuchar la misa oficiada por el cardenal D. Antonio Cañizares. Siempre me ha llamado la atención el nombrado Cardenal y... a la hora de elegir quién darme la comunión, me decanté por su fila. Y, allá, que fui y me personé delante de él y me depositó la oblea en la mano derecha. Ni corto ni perezoso me marché con la oblea en la mano derecha mirándola como quien mira algo insólito e inusual. Yo suelo andar bastante deprisa y más... cuando en la Catedral había gente hasta la bandera. Escuché un señor señor y pensé que no era a mí y sin embargo... sí lo era. Detrás y corriendo llevaba a un cura que había abandonado el puesto junto al cardenal y venía echando furia por los ojos. Todo porque no me había tomado la "santa forma" en presencia del prelado. Total, que me hizo tomarla en su presencia sin saber muy bien por qué. No sabía, porque nunca me había pasado, que una cosa así pudiera suceder. A día del suceso, puedo pensar que la oblea se pueda utilizar en misas negras. Como pensamiento último. Sin embargo, me cuesta creer que en mitad de la celebración de la misa...-un sacerdote persiga a un comulgante-. Pues me pasó a mí, sin ir más lejos.
Cosas que pasan para poderlas contar.
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