en el debate de ayer -entre Feijóo y Sánchez- pudimos apreciar que Sánchez no se había tomado la medicina, en dosis, que debe tomar a diario. Lo que le provocó un desafuero sobrevenido; un nerviosismo patológico; un fuera de serie en lo faltón y en la usurpación de la palabra. Todo el rato no paraba de hablar: cuando a él le tocaba el turno..., y cuando le tocaba a Feijóo... A eso se le llama: ser mal conversador...; aunque vaya disfrazado de <<romper la armonía de la idea, de la exposición, a plantear del adversario.>> Es decir: un tonto a las tres y después todo el día.
Creo que ayer tuvimos la suerte de comprobar que Sánchez era todo lo que decíamos de él y lo que se guardaba cuando alguien, cara a cara, le decía lo que nadie le había dicho. Y, mira tú, por donde, tuvo que ser Feijóo quien le dijera ese montón de cosas que no esperaba escuchar. Y casi me atrevería a decir que la mitad de lo dicho... ya había sido pactado entre ellos.
Pero los pactos es lo que tienen... cuando se calienta el ambiente entoncés nos olvidamos que tenemos un pacto ético entre caballeros. (Se sobre entiende lo de caballeros. Más literario que otra cosa. Entre Feijóo y Sánchez no primera, expresamente, la ética del que va a caballo.) Y, dicho lo cual, Nos llevamos la sorpresa, (yo, al menos) de que Feijóo había aprendido a ser profeta en Madrid y conocido en España. Un sustituto de Santiago Apóstol.
Pues bien
dado que yo no daba... a tenor de la propaganda socialcomunista que porta Sánchez en su chepa ...un duro por la piel del oso antes de cazarlo... me convencí que el oso había cazado al cazador. Que el cazador se había quedado a un poco de tomarse la medicación, necesaria, para poder seguir la tanda de preguntas y respuestas. Sánchez quedó noqueado y, Feijóo, salió con la cabeza alta y la flema gallega intacta. Creo que Feijóo no las tenía todas consigo... como tampoco lo teníamos la mitad de la población española. A escasos días de las elecciones generales.
Por el bien de todos...
espero que los españoles estemos a la altura de las circunstancias en el voto... dado la calidad de la política asquerosa que nos han implantado.
Me quedaba por decir que los dos moderadores del debate: Ana Pastor y Vicente Vallés, no estuvieron a la altura de lo que se precisa para moderar un debate de la categoría del candidato del psoe, y el lider y aspirante del PP. Permitieron que Sánchez no dejara hablar a Feijóo y, en los tiempos, dejaron mucho que desear. Era evidente que estaban a favor de Sánchez.
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