Todos sabemos ya lo que supone hablar de los/las componentes de los G. Para aquellos que no lo sepan porque está hasta los huevos de que le coman el tarro, es necesario no ponerse una venda y enfrentarse a los amos del mundo. Pero ¡cuidado!, cuando hablamos de los dueños del mundo no nos referimos a las marionetas que acuden a esos eventos, no. No son aquellos que escuchan insultos desde las bocas de los insumisos. ¡O, eso creen ellos! Tan es así que, previniendo los actos de los manifestantes, se valen de otros individuos para aborregarles aún más. ¿Os acordáis cuando a un manifestante español le detiene la poli, después de tirarle al suelo y engrilletarlo? Lo primero que dijo el individuo a la poli fue: ¡cuidado que soy compañero! Un poli mimetizado en los piquetes para provocar la intervención de los antidisturbios. Pues, amigos, eso ocurre en todos los revuelos, revueltas y mamarrachadas varias, todo con la intención -eso sí, sana-, de concienciarnos de que hacemos algo contra aquellos poderes en la sombra y apaciguar nuestras ganas de hacernos oír.
En estas imágenes vemos las tonterías por las que nos hacen pasar. Estos son los verdaderos borregos. ¿A caso ellos vienen a chillarnos porque no trabajamos, porque nos morimos de hambre, de miseria o analfabetos? Estos payasos nos ponen en evidencia a los demás individuos que formamos la masa ciudadana. Creo que la indiferencia sería la mejor defensa hacia esos payasos ególatras.
De todas formas es un paso de gigante el saber que, las marionetas, no son las dianas contra los que deberíamos dirigir nuestra atención; porque, hasta eso, está estudiado: nos desvían la visión hacia un punto donde no hay nada. Y, aún así, tenemos a 15.000 policías custodiando a los muchachos como prevención a no herir las susceptibilidades de los amos de los perros presidenciales y, para demostrarnos que, las fuerzas policiales están a su servicio, y encima, la pagamos nosotros.
Bien, vamos por partes... El G 20 es la reunión anual para despedirse amigablemente de las tiranteces del pasado año y empezar el nuevo como si nada hubiera pasado. Y es que, si lo miras bien: nada ha pasado. Todo va viento en popa a toda vela en el camino trazado por estas sombras oscuras. Trump se ha despedido de Putin, éste de la Merkel, la Merkel de Mariano, Mariano del masajista... Y vuelta a empezar.
En fin, mi consejo estriba en que no te tires al suelo y te arrastre como un perro sarnoso. Antes, toma las armas y muere luchando por lo que consideras que es tuyo, tanto como de ellos. El planeta. Y de este modo te pones a su mismo nivel, no reptando, como una serpiente infernal.
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