ahí lo tenemos: El Presidente de la Comisión Europea, Juncker, (nombre de caldera), cariacontecido, frente a una treintena de eurodiputados en la Cámara. ¡Treinta que no sabían dónde ir y se han pasado por allí, sino, ni esos! Al menos en España nos permitimos el trabajo de fichar.
Todo lo que suena a Europa tiene efectos colaterales, como vagancia supina. El juego de rol europeo no se lo traga nadie, a excepción, de aquellos elefantes que se apuntan para una muerte lenta y productiva. Si en España creemos que el dinero de la "Caja" no tiene dueño, imaginaros en las euro-cámaras. Las comisiones de avión, putas, comidas, putos, etc., nos cuestan un riñón; imaginaros si tuvieran que pagarse ellos las reuniones. ¡Si teniéndolo a costa de los catetos que formamos la Comunidad, no van, de otro modo impensable! Pues así va todo. Y de este modo nos enseñan que todo lo que llevan entre manos no es más ni menos que inventos, chollos, sin ningún tipo de valor administrativo, sino chanzas para seguir viviendo -y muy bien-, de los impuestos, los rescates, y choriceos varios. Sin ir más lejos Bankia, el Popular, Caja del Mediterráneo, etc. etc. Ellos se lo guisan y nosotros pagamos las juergas.
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