Por la cara que pone el árabe, es posible que haya sido el mejor chiste del que se haya servido Trump para ganarse la confianza de los hermanos de sangre de Juan Carlos. Esos hermanos que le daban comisión por cada barril de crudo que les compraba España. Pues a esos y a los judíos, les ha ido Trump a firmar envíos de armas para aniquilar a los malos cuando todos sabemos que son ellos y solo ellos los causantes de tanta muerte en el mundo. Las niñas ya iban vestidas de negro velo, como luto a lo que ha llegar. El cuarto caballo del Apocalipsis, el caballo blanco, el de la guerra, el de la destrucción.
Al mismo tiempo que Trump sostenía ante representantes de 50 naciones en la denominada Cumbre Islámica-Árabe-Estadounidense “Vengo con un mensaje de amistad, esperanza y amor” el ejecutivo estadounidense, como todo viaje que se precie de tener fines beneficiosos, llevaba consigo el mandato del complejo militar industrial.
Pero también, sobre todo aquel que ose enfrentarse a una política imperialista que persigue, fundamentalmente, destruir a Siria, fragmentar Irak, cercar a la República Islámica de Irán e impedir el afianzamiento del avance a occidente por parte de la Federación Rusa.Para el cumplimiento de estos objetivos la administración estadounidense no escatima esfuerzos y está dispuesta a involucrarse de lleno en las guerras de agresión que la Casa al Saud y el sionismo encabezan, como punta de lanza contra los pueblos de Libia, Siria, Irak, Baréin, Yemen y Palestina. Contando para ello con el apoyo de las monarquías Feudales del Golfo Pérsico, Jordania, Egipto y organizaciones como la OTAN con la activa participación de Francia e Inglaterra.
Todo un mensaje de amor de parte de la familia menos glamurosa y amorosa del planeta Tierra.
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