A la Panto, la está pasando lo mismo que a la Iglesia, a Pujol, a Mas, y a tantos otros que a base de dar ejemplo de lo que no se debe hacer... la gente les da esquinazo. El Jesulín estuvo en el candelero -que no candelabro, aunque también-, y ya ha pasado su tiempo de saturación tontil y mundana. Aunque les haya dado para mucho.
Isabel Pantoja llora por las esquinas por su deuda con Hacienda y porque su disco no se vende como ella esperaba. Aún le complica más al ver que el verano se acerca y no tiene bolos contratados. Solo tiene uno en Sevilla y está por ver. Ante esta situación de desamparo no tenemos más remedio que aconsejarla "dientes". El mismo consejo que le dio a su novio de trapicheos: Julián.
-Julián -le decía-: -dientes. Cuando Julián -ese camarero de todo a cien- le cabreaban los paparazi. Un hombre que se hizo así mismo, pasando de camarero a alcalde a chorizo y a la cárcel. Todo un carrerón -que no carrillón, -aunque también-, que muchos querrían tener en su vida.
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