No miréis atrás ni adelante, ni a izquierda o derecha..., no hay nadie. España está sin gobierno y no nos hemos dado cuenta. Sólo se darán cuenta aquellos que por desgracia tengan a Rajoy al lado, o, al iluso protocolario rey Felipín. Otro que viste y calza en todo lo concerniente a su desmadrada Casa Luna donde los duendes reales van y vienen de lugares en brumas y sus perfiles difuminados, quedan, de tanta maldad que en sus fantasmas anida. Su real realeza le sirve para poco en manos de los independentistas catalanes. Se han meado en su retrato y le han tapado con tela negra para que no se vea mucho los chorros de pintura que gotea del marco. Hace falta ser memo para aguantar tanta debacle junta y a su choriza hermana, rondándole las bragas que se pone al levantarse de la cama. Son las de su querida esposa que le sientan de maravilla. Y ante ese culito, como el de Mariano, que rezuma pringue republicana, se les hace la boca agua de ver los machotes catalanes que les hacen guiños desde el otro lado del país. ¡Cómo está Puigdemont!, le dice el real al presi; y los dos se agarran de las manos temblorosas mientras la bruja del cuento les mira u observa desde el otro lado de las cortinas.
Los documentos incluidos en el sumario muestran que la infanta Cristina conocía también el proyecto, hacía de intermediaria en algunas gestiones del rey y que tenía previsto un cargo en el equipo. Más aún, la infanta Elena también había dado su aprobación a participar en el proyecto y el propio príncipe Felipe aceptó la presidencia de honor y figuraba en el organigrama que se presentó a los medios de comunicación”.
Diego Torres confiesa que “el rey ayudaba muy gustoso a su yerno en estas actividades profesionales. No lo hacía sólo pasivamente, cuando se lo pedían, sino que de forma proactiva participaba en el proyecto. Tal era su nivel de compromiso con la iniciativa de Urdangarin que el Desafío Español, que en su día nació gracias al rey, se llegó a sentir amenazado. El entusiasmo de don Juan Carlos
era tan grande que en ocasiones se adelantaba a las gestiones del
equipo, y tuvo que transmitir instrucciones para asegurar la celeridad
de sus actividades”.Los correos confirman, por ejemplo, que sostuvo reuniones con el
director del proyecto, que envío emisarios a hablar con empresas como Camper y que él se encargaba personalmente de hablar con el presidente del BBVA. Finalmente el rey consiguió apalabrar un patrocinio de 110 millones de euros para el equipo.
No seamos memos. Tenemos bastantes con los políticos. Que no nos dén gato por liebre. Démosles una patada en el culo pringoso y demolamos sus feudos uno a uno.
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