viernes, 25 de junio de 2010
todo el mundo se deja algo en una guerra. unos la dignidad, otros las piernas
Un velo de espuma química rizada envuelve la atmósfera de la ciudad ya, a la salida del sol. Majestuoso se levanta y las nubes de agua absorben la luz hasta lo más profundo del ADN de sus gotas. En cambio, las otras, las malas, rebotan los rayos como espejos en una fiesta de chinos. No somos ajenos a los eventos, sin embargo somos pasivos en la solución a los problemas. Si en la sociedad una cosa es perjudicial para las personas, se deberían tomar soluciones rápidas y drásticas. ¿Cómo podemos afirmar que nos gastamos ingentes cantidades de dinero en I+D para o en, beneficio de las personas, si descargamos sobre ellas inmundicias químicas? ¿Es a caso, este, el experimento por el cual pagamos todo ese dinero, para ver sus efectos físicos, psíquicos en los humanos? Hoy las máquinas deberían suplir los cuerpos físicos experimentales, que tantas vidas han costado a lo largo de la historia del mundo. Las guerras fueron creadas por poder. Después se fueron haciendo endémicas por poseer. Posteriormente eran necesarias para pruebas de armamento. Pasando a ser necesarias para conseguir materia humana con la que investigar o adquirir órganos a ningún o poco coste. El mercadeo de casquería humana en las guerras, es semejante a cuando vamos al supermercado de la esquina, esto quiero y lo cojo, sino lo hay lo pido para otro día. Así se opera en los puntos de Paquistán, India, África, países latinos, Irán, Irak. Cuando faltan órganos en los hospitales occidentales, pedimos una remesa para el día siguiente o al momento, y una nueva revuelta con heridos o muertos reponen los estantes a la carta. ¡De igual forma nos matan, que a los animales de granja! Todo el mundo se deja algo en una guerra. Unos la dignidad, otros las piernas y en su mayoría la salud para las petroquímicas. ¡Siempre estamos en guerra. La paz es sólo el síntoma de que tenemos reservas de todo. Hasta que dejamos de tener fiambres en el congelador de los hospitales! ¡Duras ideas aunque... la realidad las supera!
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