jueves, 10 de junio de 2010


Torres de Babel se elevan por los países de los cinco continentes. Armazones de chatarra y cemento se elevan en el vacío en un intento de alcanzar un trocito de cielo. Lo que en un principio se gestó como obra de inseguridad humana frente a la fuga o retorno de sus dioses a los planetas de origen, hoy se levantan majestuosas torres lanzaderas de energía dirigida a esos mismos padres de la antigüedad. En sus vergeles hábitat, deben sentirse honrados de ver el esfuerzo humano por conseguir su estatus. Toda la vida, de generación en generación, la sangre humana ha regado o fertilizado la tierra en el esfuerzo de gratitud a esos seres, que al parecer, le dieron existencia. ¡Cara gratitud. Dejar la vida por quienes te la concedieron!

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