Detén, aire, tu osadía,
de en la ropa meterte
por cada rendija.
Pídeme, favor,
de la piel tocar;
para que huir,
después, no puedas.
Ven, aire, baila conmigo
al compás de las trompetas;
transpórtame el alma
más allá de la tierra.
Do, el tintinear,
la mente recrea.
Aire, conmigo juega;
sobre tu lomo invisible,
róndame los planetas
morada de vida nueva.
Muéstrame la puerta,
por donde escapar,
Yo, pueda.
Olvido, de ropa vieja.
sábado, 18 de julio de 2009
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