Estoy de acuerdo en que, entre la biología y la percepción, hay un mundo por descubrir. Un mundo mental por descifrar. Venido, ello, por la impostación de un sistema de marginalidad incluida dentro de las siglas LGTBIQ+. Algo que inspira una desintegración del ser humano entre su sexualidad y su percepción. En aquellos hombres que han nacido con un sexo y se identifican con el contrario: se llaman así mismos mujeres. Cuando, realmente, la mujer tiene un órgano sexualidad distinta. Por lo que hay una digresión entre la realidad biológica y la percepción del sujeto. El sujeto queda dividido entre su órgano sexual y su percepción mental. Por lo que a mí respecta se podrían cambiar los conceptos pero el final sería quedarnos como estamos. La realidad es la que es por mucho que nos queramos hacer más modernos y más chulos. Un hombre trans por mucho que quiera concebirse con el concepto de mujer... seguirá siendo un hombre entre mujeres. De aquí se tengan en cuenta estas diferencias a la hora de competiciones atléticas y de otros tipos. Entiendo que al trans se le de la obicuación a su concepción con otros trans, pero se le niegue pelearse en un ring con una mujer concebida como tal.
Si a esto es a lo que pierden el tiempo los que quieren romper la figura de hombre y mujer y de pareja natural... me parece que están desnaturalizando todo lo natural. Con la consabida rotura mental de los individuos. Los sicólogos se van a poner las botas en estos y cercanos caos disociativos.
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