Pienso de qué color se les habrá quedado la cara a los vecinos árabes que van a recibir el tren de alta velocidad en sus dominios, a tenor de lo visto en Santiago. Yo, en la distancia, les veo color verde aceituna. Sobre todo, aquellos que tengan previsto utilizarlo de normal. Es bien sabido que sus altezas reales de todos los continentes no los van a utilizar más, que para salir en la foto. Y menos si tienen a un conductor que no sabe, despues de haber pasado veinte veces por el mismo sitio, dónde acababan las valilzas de alta y comenzaban las de baja velocidad. ¿Pa mear y no echar gota, mire Ud.! Y sobre todo, porque se dijo que este señor llevaba un ayudante o suplente de copiloto, al que nadie a vuelto a nombrar. Me dá igual que el ayudante estuviera o no de servicio, lo que está claro que si hay dos personas con capacidad suficiente y horas de viaje en la misma cabina: más ven vuatro ojos que dos. ¡Vamos... digo yo!
Lo que me emociona hasta altas cotas sublimales es, la cantidad de charlas coloquiales liberales, donde los contertulianos no se dan de ostias porque no les pagan para ello, como en la tv. 5.
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