miércoles, 24 de abril de 2013

no íbamos descaminados

cuando nos adelantamos a las dudas que genera el resultado del atentado de Boston. Ahora, a estas dudas, se suman otros haciéndose las siguientes reflexiones: ¿Por qué han sido tan ceporros a la hora de poner las mochilas bombas y dejarse matar y coger,  de esta manera? ¿habrá alguien que mueva sus hilos? Sí lo hay.
La desgracia de estar en el sitio y en el momento equivocado. En las américas cualquier cosa es posible. De que llevaban pistolas no se lo cree nadie. Los han matado porque los han cogido como chivos expiatorios (Lee Harvey Oswald, en Texas) a las exigencias de un gobierno que suele hacer estos auto atentados y cargárselos a otros, eso sí, con las exigencias que determina la imagen de prontitud, eficacia y saber hacer, ante los ojos y oídos de los parroquianos del mundo. Estamos acostumbrados a ver como se cargan (princesa Diana) a los que no les sirven o promueven revueltas y asesinatos en un momento de baja estima (trenes de Atocha)  por el/los  presidentes. Aquí tuvimos una prueba de ello el 23F: cuando un fortalecido Rey de España sale en los medios de comunicación diciendo que ahí estaba él para parar ese desaguisado militar. Y resulta que fué él, el Rey, quien viendo la poca popularidad ante los ciudadanos españaloles, se erige cabecilla de la trama y salvador del País.¡Qué nos van a contar a estas altura, cuando ya les vemos venir de lejos! A los presidentes americanos (Abrahan Lincoln, James Abram Garfield, Williams Mckinley) les pasa lo mismo que a los papas en el Vaticano: el que no interesa al cementerio. ¡Cuándo vamos a aprender a pedir responsabilidades a quienes hacen estos desmanes!

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