estas son las mentiras de una sociedad que está impaciente para que haya una catástrofe de escala mundial, a la altura de un Apocalipsis. No nos sirve la caricatura medieval de un pueblo sumido en la más alta de las necesidades básicas.
Hasta este momento están intantando simular la avenida de un Jesús que ha dado de comer, durante 2000 años, a todo bicho viviente dentro de una religión que deja mucho que desear. ¿Por qué? Porque esta religión viene impuesta por los judios y nosotros no tenemos nada que ver con este movimiento escenificado, sin lucidez en la mente de quien lo escribió, y que solo personificaba a un pueblo que se adjudicó a un Dios que les, escogía, entre todos los pueblos del mundo. ¿O sólo había, uno, al que elegir para rectificar las acciones cometidos en este planeta por ángeles no tan ángeles; y, sin embargo, asumeda la responsabilidad cometida por estos exiliados de Egipto?
El denominado pueblo judío fue un pueblo apátrida buscando un lugar que definir como propio. Una etnia libre, en un país libre, que decide salir de estampida después cometer todas las tropelías que se nos han ocultado y que, en los cuarenta años de éxodo, han cometido todo tipo defechorías por las poblaciones por donde iban pasando... Hasta nuestros días. La Sociedad de la Serpiente, que mordía a todo aquél que se enfrentaba a ellos. Con un dios oscuro y siniestro, que olía a polvo de infierno.
Ya está bien de impacientarnos en la venida de ese Diluvio Universal nuevo, que huele a maquinaria moderna con fines apocalípticos.
No hay un país que no disponga de las antenas diabólicas de energía para producir tsunamis, terremotos y otras lindezas de los siniestros políticos que asolan el planeta. No falta los aviones: fumigadores de plaguicidas humanas que provocan violencia y enfermedades por igual. Esas dosis de veneno que mata a los jóvenes deportistas. Esos cadavéricos ricachones que consumen las endorfinas que produce el dolor, el miedo, en cuerpos de gente joven y sana... Vampiros impotentes que prefieren hacer daño, que largarse al otro mundo.
¿Cómo esperamos un Apocalipsis cuando estamos viviendo en él, y dentro de un agujero negro?
La sociedad debe cambiar para beneficio del planeta. La sociedad debe tomar las riendas que han perdido los colegas políticos. La sociedad ha de imponer su criterio sobre todo esto que están vertiendo sobre nosotros y que no somos capaces de revertir.
Fuere lo que fuere nosotros tenemos el Apocalipsis introducido en nuestro ADN, como las fibras de un microchip en el cuerpo de un perro.
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