y en la mía, a calderadas.
Una definición del abuso a menores por parte de los agentes pedófilos que ocupan la representación monacal de los dioses en la Tierra.
Definición que tiene dos vertientes:
Primero, si están en comunicación con las divinidades debemos llegar a la amarga complacencia de que los dioses son, a la vez, pedófilos perdidos.
Y, en la segunda, si así no fuera, sería una mala interpretación de los libros sagrados utilizar a los niños como moneda de cambio y dolor a los dioses asquerosos que ocupan los estados oníricos, de la plebe monacal, en todos los países del mundo.
Esperando que fuera la iglesia católica la única dedicada a semejante enseñanza sexual de abuso a los alumnos y bebés...
tenemos constancia de que no son sólo los católicos quienes tienen esas preferencia de pedofilia...
si no que se ha extendido a todas instituciones religiosas por igual.
Todos pensando que el Dalai se dedicaba a la meditación constante... y resulta que tenía sus pequeños escarceos con los niños a su cargo.
Siniestros entes al servicio del mal.
Hijos ilegítimos de Adán.
Satanistas del dolor y de la rabia infernal.
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