nadie que esté en su sano juicio tendría pensamientos horribilis contra el papa Francisco cuando ha sido él quien ha tenido la gentileza, el buenismo, de pensar en los pobres. Tan es así, que ha reclamado la vacuna para que sea, en ellos, los primeros, en ser vacunados. Los pobres... esos hombres y mujeres sin un lugar donde caer muerto o un hermano que le levante en caso de caída. Es a estos a quienes y por quienes ha pedido la vacuna.
¡Qué buena persona!
¡Qué jodido el Papa!
Lo que el puto Papa está pidiendo son sarnosos para hacer de conejillos de indias. Todos sabemos que no va a ser probada sino en las almas del Purgatorio. Esas almas que de tan jodidas que están por una prueba más ¿qué les puede importar?
Estos intelectuales del carajo son unos listos del carajo. Y, más, si eres el puto representante de Dios en la tierra. De este modo vas de sobrado. De chulo putas.
Hace falta ser mamonCé y parecerlo, encima. Realmente, las predicciones sobre la venida de la Bestia está a punto de suceder viendo las señales que emite el memo de Francisco. Ya dijo que el bastardo no había cumplido, con su muerte, el mandato del Padre. Éste es el que piensa buenamente sobre los pobres y las vacunas. Estarán muertos a los tres meses de ponérsela. El problema es que no nos enteraremos. Como la quinvalente en los niños africanos.
En fin,
cuando veas un Papa con buenas intenciones... echa a correr lo más deprisa que te den las piernas.
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