Cada cuatro años, el 15 de enero, se celebra el Festival de Gadhimai, la fiesta del sacrificio animal, en ofrenda a la diosa Gadhimai, en el Nepal. Cientos de animales son sacrificados por hombres sin escrúpulos ni experiencia. Las ofrendas las llevan a cabo los devotos de la diosa Gadhimai. Que ese día debe engordar con la sangre derramada por esa manada de salvajes asesinos. Así quiso Dios que Abraham le ofreciera en sacrificio a su hijo Isaac. Los dioses no escatiman en las ofrendas y cuanto más crueles mejor. Ese miedo, ese instante de pánico, a ser matado, llena de energía las arcas vacías del ego mundano de esos dioses paganos. Y el hombre sigue siendo el borrego del pastor que le utiliza para su sacrificio de sangre. Hombre, ¿no tienes mente? Despierta, carajo. Deja de formar parte de esos rituales que solo facilitan la presencia de los descarnados, entre los vivos.
¡Que salvajada más inútil y cruel!
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