es muy posible que nos preguntemos qué carajo fluye por nuestras venas y es rojo. Pero es un rojo mate, ya no es aquél rojo carmesí que nos hacía ver las escenas que se desplazaban a nuestro alrededor con algo más que un sentimentalismo plasmando la tontería más hortera, acompañado de la complacencia de un pasmado existencial. Sin embargo, la sangre roja mate nos debería hacer ver la vida con la comparecencia más esacta que hayamos podido concienciar con el paso de los años. Pues no, lo más que ha hecho la experiencia ha sido someternos a los arbítrios de un grupo de derrapados,
es muy posible que nos preguntemos qué carajo
fluye por nuestras venas y es rojo. Pero es un rojo mate, ya no es
aquél rojo carmesí que nos hacía ver las escenas que se desplazaban a
nuestro alrededor con algo más que un sentimentalismo plasmando la
tontería más hortera,
acompañado de la complacencia de un pasmado existencial. Sin embargo,
la sangre roja mate nos debería hacer ver la vida con la comparecencia
más esacta que hayamos podido concienciar con el paso de los años. Pues
no, lo más que ha hecho la experiencia ha sido someternos a los
arbítrios de un grupo de derrapados, chorizos, psicópatas, sociópatas,
al servicio de los intereses de unos pocos.
Estamos viendo en las
noticias: escritas y radiadas... los desmanes cometidos contra una
parte de nuestra civilización de millones de años de existencia y con la
tentativa de arruinar sus vidas y hacer desaparecer esa población, con
la consiguiente ruindad de hombres, mujeres, niños, animales, especies,
dolores, sufrimientos... Y todo por culpa de esos payasos que no tienen
espacio suficiente para aposentar sus pesados culos en asientos de oro.
¿Qué quieren nuestros políticos? Simplemente quieren que les temamos...,
les tomemos en consideración: por considerarse no queridos, apreciados,
amados, por su pueblo; a modo del abdicado y primer hortera.
chorizos, psicópatas, sociópatas, al servicio de los intereses de unos pocos.
Estamos viendo en las noticias: escritas y radiadas... los desmanes cometidos contra una parte de nuestra civilización de millones de años de existencia y con la tentativa de arruinar sus vidas y hacer desaparecer esa población, con la consiguiente ruindad de hombres, mujeres, niños, animales, especies, dolores, sufrimientos... Y todo por culpa de esos payasos que no tienen espacio suficiente para aposentar sus pesados culos en asientos de oro. ¿Qué quieren nuestros políticos? Simplemente quieren que les temamos..., les tomemos en consideración: por considerarse no queridos, apreciados, amados, por su pueblo; a modo del abdicado y primer hortera.La cosa es que están fumigando a una población que sufre por no haber firmado un convenio de libre comercio con Estados Unidos. Ya se lo dijeron desde las altas estancias de los más altos dignatarios masones norteamericanos: firma el convenio y quedamos como amigos.
-No. -Dijeron aquellos creyendo que no les pasaría nada con el paso del tiempo.
-No porque nuestra religión nos prohibe ciertas cosas que nos ponéis para firmar.
-¿A, sí? No preocuparos con el tiempo nos daréis la razón y vendréis solos a firmar.
El tiempo ha pasado y ahora se dan cuenta del ultimatum que se les estaba dando. La CIA, La DEA, y las madres que los parió, han puesto la casa patas arriba con los vecinos dentro. Ahora váis y lo comentáis.
La población mundial no estará contenta hasta que todos los mafiosos estén libres y hagan del mundo su pasatiempo. Nosotros seremos las piezas para sus colecciones o sus entretenimientos. Se han dado cuenta que estamos intentando desbancarles a costa de situarnos a su altura y eso les molesta cantidad. Mientras los ancianos vayan de excursión, se dejen la pasta, y con ella los hoteles y paraisos del veraneo y vacacioneo se vea compensado, todo irá viento en popa. Pero como vean que no andan sobrados de ello, se ponen nerviosos y recurren a la violencia machista pero a mogollón. ¿Dónde están las feministas que no ponen el grito en el cielo y se van a Siria a luchar contra los machischas mandatarios? No. Mejor nos quejamos desde las suites de hotel en pleno Londres, Madrid, Roma, o Manhattan. Desde allí sí que se hacen las cosas bien. Se puede hasta criticar las acciones policiales contra un nutrido grupo de negritos que vienen a aparcar coches a nuestro mundo, como si fuera una película de Superman.
¡Cuando nos daremos cuenta que somos más y que las murallas de Mauthausen no podrían aguantar la avalancha de los que ya estamos hasta las pelotas de que nos maltraten otros miembros de la misma especie!
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