Mirad que la Tierra se la concedo a Luzbel para que haga de vosotros...: -ángeles caídos-, ángeles del Señor. Mas, cuidad de no cometer demasiada licencia a la hora de vuestra existencia. Para que no olvidéis de quién fuísteis creados.
Si no fuera así, sería muy difícil entender cómo estámos en este plano fuera de todo socorro. Las aguas se movilizan con tanta fuerza y descontrol, que difícil es, no servir a dos amos a la vez. Y seguir cuerdo.
Las encomiendas nos parecen carentes de sentido y los actos, animados de pleno derecho animal. ¿Quién de todos aquellos benditos, seremos amparados y rescatados? Nadie asume la auditoría de los hechos desnaturalizados; sólo el pasado es hermano del presente, y por tanto, dirige los asuntos a su manera. Mas, la gente ha cambiado su sentido y valor en los actos; y nos parecen llevar razón quienes adolecen de sentido ético y moral. Entonces ¿por qué los arcángeles luchan contra las fieras del averno y conservan cerradas las puertas de la mente humana? ¿No son, acaso, las mismas puertas que al infierno dirigen los pasos? Es difícil vencer al que primero fue hecho. Porque dispone de todos los medios habidos y por haber y conoce al ser humano a su himagen y semejanza. Viejo ha de ser el demonio para dejarse enroscar en su espalda y poder salir por la puerta falsa del purgatorio.
Descorro, sin prisas, el cerrojo, para no perturbar la mente de quien está en constante sintonía con el medio de ayes de dolor y lloros. No es fácil engañar al gran engañador del Universo, de cuyos actos debemos dar cuenta. Y confío mi extrategia a un acto de puro alivio, de encontrarme fuera de tanta locura y desenfreno. No, no va conmigo y ello me da alas para salir airoso del funesto desenfreno de los caídos. Caí una vez, y dos, pero no quiero volver a las luces y sombras que desvarían mi sentido y mi existencia. Ya es bastante con darse cuenta del camino sagrado dejado por afianzar más las fuerzas empeñadas. La visión es clara y la voluntad fuerte y asentada. Repetir el camino dejado, es más fácil que el empiece de primeras. Consigue ser parra, para que el fruto cuelgue de la rama, y no pudra y prevalezca.
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