viernes, 24 de julio de 2015

distinguidos amigos

que habéis visitados este vuestro blog durante estos días de asueto personal. Os declaro mi culpabilidad por no estar al corriente de los acontecimientos que están saltando a la palestra de política y religión... en su mayor parte. Al mismo tiempo os pongo a la última en cuanto al Camino de Santiago; ese que no es el Camino, ni es de Santiago, ni Dios que lo fundó.
Os hablo del camino que no es ni más ni menos que una engañiza y un negocio a todo volumen. Tan es así que, los restauradores ,en sus más variopintas modalidades, se quitan o intentan quitarse los peregrinos, los unos a los otros. Un mercadeo como el que utiliza la Iglesia, también, con los sufrientes o sufridores. Los únicos que no se dan cuenta del mercantilismo somos quienes pisamos las pistas forestales cada dia, a todas horas. Es verdad que la vida está cara pero, cojones, que dos tomates valgan dos (2) euros,me parece vergonzono. Y habrá quienes, con esas referencias, piensen que los tomates eran de medio kilo cada uno, cuando no llegaban a ser como los huevos de un octogenario. No, amigos, el Camino de Santiago es una burla a todas las personas que circulamos por sus caminos y nos destrozamos las piernas, las rodillas, las ingles y todo lo que uno puede romperse con tanto andar. Me han preguntado si compensa el hacer el memo para ir al Santo a darle tres golpecitos en la espalda y en la cabeza. Yo os aseguro que no. Y que todo aquél que dice sí... debe ser un creyente acérrimo o postulante o tonto el haba: como yo. No obstante he hecho las mismas tonterías que el resto y he pedido por todos vosotros, menos para mí. A mí las dos veces que he ido me ha dejado con desconchones en rodillas, pies y uñas, y no quería darle más trabajo al Santo: ya ha hecho bastante por mi persona.
Con lo expuesto no quiero quitarle de la cabeza a persona alguna el que vaya y compruebe por sí mismo lo que estoy comentando. Es más... se alegrará de haber ido por el simple hecho de conocer más santos andando junto a él. Personas de todas las nacionalidades que rezuman ganas de andar, de comunicarse y de pasarlo bien. Es lo único bueno que te encontrarás por esas tierras variopintas españolas, y con tanta cultura en sus pueblos. 
Gracias por visitarme y querer saber de mi existencia.

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