que no haya yihadistas que, a golpe de puñal o cuchillo carnicero, no anule la convocatoria de independencia en Cataluña. ¿Aquí no hay ningún tarado mental -que tiene que ser muy muy tarado mental, para equipare a Puigdemont, Mas, y toda la patulea separatista-, y ponga orden donde están asentados los chorizos? ¿Por qué no investigan lo que se ha apropiado Mas? ¿Por qué Rajoy no le plantó cara a Mas, en su día, cuando éste le llamó maricón? Me gustaría saber qué saben unos de otros para que se teman lo suficiente para no señalarse. Todos sabemos que fue el primero el Rey Juanca el que demandó un partido consensuado con la sana intención de que todos pudieran meter mano en caja pública y no señalarse entre sí. Sabemos que Adolfo se negó a semejante atrocidad y el rey lo destituyó por Calvo Sotelo; hasta la llegada del nuevo brazo derecho de Juanca. Un Brazo derecho que, como lazarillo, olisqueaba el trasero de su amo el monarca. Ese perro fue
Felipe González, a sabiendas de que se llevaría una muy buena tajada. Estar al lado del monarca era lo suficientemente bueno para irse con los bolsillos llenos y nadie pudiera tocarte. Mario Conde rondaba, mucho, la casa del memo.
¡Qué cansino es ser español! Esta ralea de gente ladrona, choriza, mal paridos, no pueden exterminarnos a los españoles. Al puto y maricón Mariano, hay que darle una patada donde debería tener huevos. Es un puto inmaduro -como el puto inmaduro Venezolano. Estoy cansado de decir que no cabemos más payasos por metro cuadrado en España, y menos con los memos salidos del Opus Dei y la masonería. ¡Qué asco!
el niño malo de Puigdemont y la estadística que le impulsa a salir de Cataluña echando hostias.
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