Ya sabíamos, más menos, que llegaría el momento de la deseada separación. Que yo diría que va a ser un reencuentro con sus propios cuerpos, sus propias mentes, y sus propias libertades. Ya que nunca, nunca, estuvieron juntos en palacio, en la cama y sus hijos son inseminados. ¡Qué esperáis para anunciarlo a bombo y platillo, ahora, en las olimpiadas de balon cesto!, para que la gente se acuerde de ello gracias a las mismas Olimpiadas.
Yo les pediría que hicieran una despedida de divorcio a la española. En un espacio grande, donde las Marías y sus correspondientes, vayan en autobus, como si fueran a Benidorm. Con la María Jesús y su acordeón, como artista invitada siempre y cuando, cante la canción de los pajaritos.
No olvidar incluir -pediría a sus majestades- la estampa de separación mirando uno hacia la izquierda y el otro a la derecha. ¡Qué bonito...!
Mirad la diferencia entre lo viejo y lo nuevo. Lo desgarbado y el saber estar. Entre las viajas mariposas y las nuevas mariposas que revolotean en las ingles de Leti. ¡Qué impío mundo. Como destroza a unos y pavonea a otros!En fin, es la ley natural de las cosas. Y si no es así es porque estoy equivocado, y no he aprendido la lección.
Vosotros, lectores, me corregiréis, sin dudas.
Vosotros, lectores, me corregiréis, sin dudas.
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