¡Y que todavía haya tontos de los cojones que votan a la derecha...!, dijo uno del PSOE. Y yo digo: "qué aún haya tontos de los cojones que crean en la monarquía", es para hacer las maletas y salir a escape del país. Están criticando a la Zarzuela desde todos los puntos cardinales del mundo y resulta que, nosotros, los que padecemos de estos inedeseables del robo: les defendemos por ser infantas o un descerebrado de padre, esposo y representante de Estado. Hombre, que Margallo esté contento con la decisión tomada por la Audiencia Provincial de Palma en dejar sin efecto la imputación de la infanta pues, me repugna; y me repugna como el perro que está acostumbrado a oler la entrepierna del dueño.
Yo vuelvo a insistir en que los españoles no estamos preparados para acometer los vaivenes de la sociedad y menos de la politica, cara al siglo XXI. Este siglo es el de las sombras. Y lo es, desde el instante en que intentan imponer el apagón un día determinado del año, como si de San Siniestro se tratara; al más puro estilo secta Vaticana.
Por favor, los políticos elegidos por el pueblo no pueden estar de acuerdo en decisiones inadecuadas e ilegales que determinan algunos jueces. Si hay decisiones o posturas contrarias a la Norma para favorecer los desmanes de determinados individuos, y no hablamos de igualdad, sino de postular los actos o decretos injusto a aquellos personajes también imputados y que deriva en condena, por mucho menos. ¡Qué no es cuestión, tampoco, de más o menos! sino de no prostituir el único sistema que tenemos para no salirnos de madre. Si la Infanta, el Urdangarín, y los choris de casta elevada se salen de rositas, estamos indefensos ante los desmanes que nos esperan en años venideros. ¡Todo un lujo, que no nos podemos permitir!
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