martes, 16 de junio de 2020

si no fuera

por mi suegra, mi mujer, mi hijo, el coronavirus, y la vida de ermitaño en la que me ha confinado el Estado..., sería un tío lo más parecido a un político. A un político que no haya sido fecundado por el coronavirus como al señor Iglesias y señora. ¡Vaya!, como el presidente del gobierno: que ese sí que tiene el valor de enfrentarse al virus con la valentía de un Cid Campeador...
El que ha estado muy divino ha sido el presidente de la (UCAM), Universidad Católica de Murcia, al denunciar que el coronavirus ha sido obra del "Anticristo", y que la vacuna será el móvil para insertarnos el microchip con el número de la bestia el 666. No es el primero que lo ha lanzado a las redes. Ya han habido laicos que se han sumado a la denuncia Anticristo.
Como vemos, 
el virus ha venido para transformar la vida de los ciudadanos de mundo... para entrar en una nueva sociedad del Nuevo Orden Mundial. Donde, por supuesto, está la Iglesia como cabeza visible e invisible, Iglesia-Estado, repartiendo hostias a diestro y siniestro. Eso de tocar las campanas y no acudir a misa...: ha terminado. Por cojones hay que llenar el cepillo y no, con los polvos del camino.
El demonio ha roto las barreras que le impedían salir del Infierno..., y está deseando llevarse a cuentos espíritus encuentre en su camino. Que bien mirado... bien podría llevarse a todos los curas que le son fieles. Con todos ellos tendría bastante para rellenar las parcelas vacías que tenga en Su territorio.

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